Lo que parecía que iba a ser una excursión extremadamente ciclista, se conviertió en un viaje repleto de esfuerzo y superación. Y es que todo comenzó el miércoles 13 de abril a las 7.45 en la estación ferroviaria de Utiel. Preparados con nuestras bicicletas, para partir hacia Buñol. Después de 45 minutos de trayecto, llegamos a Buñol.
Nuestra primera parada fue el taller de un antiguo ciclista, el cual, amablemente, nos enseñó las múltiples bicicletas y trofeos que colecciona en su taller. Después de esta visita, fuimos a dejar las bicis a una casita que le habían prestado al profesor, donde dejamos nuestras bicis.
Aquí comienza la sesión de senderismo. El paisaje era precioso, y además, el tiempo nos acompañó. La primera parte complicada fue cuando tuvimos que cruzar un pequeño tunel de rocas, en el que he de confesar que pasé mucho miedo, pero que gracias a mis compañeros conseguí pasar. Pero el momento más complicado se dio cuando teníamos que escalar una pequeña pendiente. El miedo se apoderó de mí, pero al final, con muchísimo esfuerzo, conseguí llegar a lo más alto de ella. Desde aquí me gustaría dar las gracias a Dani, Pablo, Óscar e Iván por haberme ayudado tanto, y como no, también a Jorge y a Irene. El final fue lo más bonito. Y es que una pequeña charca acompañada de sol, buenos compañeros y ganas de pasarlo bien, es irresistible.
Propongo repetir. Repetir donde sea. La playa, los chorreras de Enguídanos, donde sea pero sólo espero que lo pasemos igual de bien.
Gracias a ti Raquel y a tod@s l@s que pasamos junt@s ese estupendo día. Hay que ir superando poco a poco las dificultades de cualquier camino. Me encantó.
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